Recuerdos del corazón by A. S. Lefebre

Recuerdos del corazón by A. S. Lefebre

autor:A. S. Lefebre [Lefebre, A. S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-07-01T00:00:00+00:00


* * *

Clarit se encontraba acomodando el salón donde solía atender a sus clientas. Las últimas que había atendido no se ponían de acuerdo para elegir qué telas combinar con el diseño. La modista había recurrido a todos sus métodos, mostrándoles todas las telas y tratando de convencerlas de cuál era la mejor opción para cada una de ella. Debía admitir que era toda una experta y había engatusado a las mujeres; ambas habían encargado un guardarropa completo para la temporada. No obstante, no todo era bueno, porque no solo terminaba agotada, sino también el salón había quedado patas para arriba con muestras por aquí, telas por allá, bocetos, e incluso las tazas de té en donde no debían estar. Apenas se fueron, Clarit se había dedicado a poner todo en orden, aprovechando que no tenía ninguna cita programada para el resto del día.

La modista suspiró de cansancio al escuchar la campanilla de la puerta principal, pidiendo a los dioses que no fuera otra de sus indecisas clientas o, peor, las cotorras. No se sentía con ánimos de atender una más. No demoró mucho en escuchar abrirse la puerta del salón.

—¿Otra cliente?, —preguntó a la muchacha que entraba al lugar.

—No, sí, se trata de lord Watson.

¿Lord Watson? Lo había olvidado. Después de haber aceptado su invitación —de la que entonces se arrepentía, en especial por lo que había sucedido en el baile—, el lord le había enviado un arreglo de flores con una tarjeta donde le indicaba la hora y día que darían el paseo. En cierta forma, eso a Clarit le sacó una sonrisa nostálgica, deseando que vinieran de parte de Robert. Pese a que solía recibir algunos arreglos florares de sus pretendientes, nunca les daba importancia y los dejaba para adornar las tiendas. Tampoco aceptaba ser cortejada por nadie más, y las únicas flores que recibía con una amplia sonrisa eran de parte de su hijo. Su pequeño Robert le había prometido darle siempre flores al haberse enterado de que le gustaban, y solía tomarlas del jardín de sus tíos para ella.

Clarit se enderezó y alisó las arrugas de la falda; se dirigió al espejo para mirar su aspecto y se dirigió al recibidor donde el lord la esperaba, con su pose galante. Vestía una chaqueta azul y pantalones café, un sombrero de copa y tenía el bastón en una de sus manos. Pese a ser un hombre de cincuenta años y con el cabello canoso, era muy elegante y siempre se veía atractivo. Clarit suponía que no había una porción de grasa en su cuerpo delgado, pero bien proporcionado.

—Buenas tardes, mi señora —la saludó con una radiante sonrisa apenas la vio.

—Buenas tardes, milord.

—Está muy hermosa esta tarde —comentó con voz galante—. ¿Lista para nuestra cita?

Clarit sonrió; si era sincera, no se había arreglado para salir con él; sin embargo, se había puesto uno de sus mejores vestidos.

—Sus halagos son un honor para mí, milord, y en un segundo estoy lista. Solo me coloco el sombrero y tomo mi bolsa.



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